Notas de Prensa

Un hallazgo arqueológico que promete redefinir nuestra comprensión del pasado milenario del norte del Perú fue presentado esta mañana en el sitio arqueológico Queneto (Virú), en la quebrada de San Juan, por el Proyecto de Investigación Arqueológica Valle de Virú (PAVI) de la Universidad Nacional de Trujillo (UNT), dirigido por el docente PhD candidate Feren Castillo Luján y el tesista Christian González, ambos de la Escuela Profesional de Arqueología de esta casa superior de estudios. 

Los investigadores, junto a jóvenes estudiantes de arqueología, identificaron cuatro entierros funerarios humanos pertenecientes al periodo Formativo Temprano, una etapa que se remonta a aproximadamente 3800 años de antigüedad. El descubrimiento incluye los restos de dos niños, un adolescente y un adulto, todos enterrados en posición decúbito lateral, orientados hacia las montañas, acompañados de ofrendas simbólicas como colgantes de piedras y caracoles. 

Este hallazgo fue realizado en una zona que los arqueólogos han denominado Templo Queneto 2 o conjunto arquitectónico 14-1 (CA14-1), un espacio asociado al culto al agua, elemento vital en las antiguas cosmovisiones andinas. 

“La excavación abarcó una unidad de 51 m², equivalente al 1 % del área total del sitio. Esta ha permitido identificar muros de cantos rodados con enlucidos de arcilla, que corresponden a cinco ambientes interconectados. Estos ambientes, caracterizados por esquinas curvadas, muestran una arquitectura única del periodo Formativo Temprano. Además, fragmentos de cerámica temprana encontrados en el sitio son similares a los observados en otros importantes asentamientos como Gramalote, en el valle de Moche, y Huaca Negra, cerca al litoral en el valle de Virú”, señaló Castillo Luján. 

Pese a la magnitud de estos descubrimientos, el sitio arqueológico enfrenta serias amenazas como las invasiones y el aumento de área agrícola sobre la zona. Castillo Luján hizo un llamado urgente a las autoridades y a la comunidad local para que tomen medidas inmediatas para proteger esta invaluable herencia cultural. “El potencial turístico de la zona es inmenso, pero más allá de eso, debemos pensar en la importancia de valorar y preservar nuestra identidad cultural”, enfatizó. 

El Valle de Virú, reconocido por su riqueza en evidencias arqueológicas, se erige como un testimonio vivo de las antiguas civilizaciones que habitaron la región liberteña. Sin embargo, este legado está en riesgo. Los hallazgos de Castillo Luján y González abren una nueva ventana al pasado y nos recuerdan la responsabilidad colectiva de investigar, conservar y proteger estas reliquias para las futuras generaciones. 

“La comunidad arqueológica y las autoridades locales tienen en sus manos el poder de transformar el Valle de Virú en un referente del turismo cultural y un baluarte de la identidad peruana. Pero el tiempo apremia, y las acciones para preservar este sitio deben tomarse antes de que sea demasiado tarde”, concluyó Feren, tras la presentación de estos importantes hallazgos.